domingo, 18 de noviembre de 2012

Gacita pa mi dolor.

Soy hábil,
para trampearme el alma
con palabras.

Mi estrategia,
masajear mi fe
en tus contracturas.

Me aburro de (mis)
cuestiones del decir.

Decime. (Vos)
Tomame. (Vos)
Sabeme. (Vos)

Tu piel,
gacita pa mi dolor.









Sos difícil de leer.

(Otra vez las palabras)

martes, 30 de octubre de 2012

Grietas


 Para Clara.

Y un día
me ubiqué tan cerquita de la vida,
que podía besarle las pestañas.
La grieta se hizo verdad.
Yo fui dolor.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Se quedaron con vos.

Vos me abrías las piernas y se caían tetas de tu techo, caían sobre mi panza, mis hombros, pezones en mis ojos, en los orificios de mi nariz, en la punta de mi lengua, que esperaba erecta, sobre las uñas de mis pies, todo para mí, tu lengua y la lluvia de tetas.
No recuerdo en detalle tu techo, no lo recuerdo, si recuerdo la luna rota y sucia que colgaba de él.

De mis tripas nacían porristas rubias, en polleritas cortas, en top, mostrando el ombligo, rubias ellas, corte carré, pelo lacio, sonrientes, que festejaban a los saltos, saltos organizados y practicados, esta lluvia de tetas, esa ventana abierta y ese aire pesado, húmedo de sexo.
Cuando descansábamos las porristas preparaban carteles y lo mostraban entre saltos y gritos:

¡COGEME OTRA VEZ!
¡OTRA VEZ!
¡OTRA VEZ!
¡ACTIVÁ LA LLUVIA DE TETAS!
¡QUÉ EL AIRE TENGA TU OLOR, SIEMPRE!

Cuando te lo conté te reiste, mucho, ¡sos tan linda cuando te reís mucho! no puedo encontrar con exactitud el timbre de esa risa, los sonidos se pierden y las imágenes quedan mudas y esta sordera, apena.
A veces te distraías y yo te decía: las porristas acaban de levantar un cartel.
¿qué dicen? preguntabas curiosa y sonriente.

SEXO, SEXO, SEXO.

Sumisas ambas, sacábamos nuestras lenguas, para pasearlas por nuestras pieles, una y otra vez y otra vez.

Yo sacaba de tu lengua, un hilo de baba y muy despacito, con paciencia, lo llevaba, lo estiraba lentamente, para que no se rompa, hacia mi garganta, nido de gemidos.
Vos tomabas de mi entrepierna mis jugos y tirabas enrulando ese hilito hacia vos, te lo atabas en el dedo y me tenías.
Con carteles de porristas, telarañas de saliva, yo estaba con vos y vos estabas conmigo.


Si no fuera por las palabras, malditos cascotes, que se caen de la boca, golpeandolo todo, cortando hilos en cada golpe, levantando paredes, escombros malditos ,si no fuera por las palabras...

Tus manos y las mías, desesperadas, escarbaban, hasta encontrarse en las puntas de los dedos y yo pasarte por ese huequito chiquito que habíamos hecho, mi hilito y agarrar el tuyo; vos ponías tu oreja en el hueco, yo acercaba mi boca y te decía: las porristas levantaron un cartel:

¡COGEME! ¡ACERCÁ TU LENGUA!

Tu cuerpo y el mío entre cascotes malditos, se amaban, se chupaban, se apretaban ,se enroscaban, una y otra vez.

Un día no hubo hueco, y entre manos desesperadas, vomitábamos cascotes, piedrazos:

¡Escarbá conchuda, que no te encuentro!


Tus gritos, los míos

        tus gritos, los míos


                     tus gritos, los míos








                                                                     tus gritos, los míos













                                                                                                                 tus gritos, los míos.

Dormirse sin hueco, una y otra vez, otra vez.


Ya no hay escombros, porque vos no estás conmigo y yo no estoy con vos.
No hay hilitos, se cortaron.
No hay carteles.



                            Las porristas se quedaron con vos.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Hay un sol hermoso afuera.

Para Gastón.

Hay un sol hermoso afuera,
hermoso decimos cuando el sol está asi, como hoy.
¡Mirá que lindo día! como si con eso bastara.
¡Con eso basta! Gila!
No basta!
No, Basta!
¡BASTA!
Basta para mí.
Se me rompen esas palabras en la cabeza.
¿Por qué loco?
¿No te bastó, el sol lindo?
Tantas cosas no te bastaron.
Y este hastío...
Y no tengo ganas de hacer una mierda...
Pero si yo estaba mejor,
el sol lindo me bastaba.
¡BASTA!
Y me duele el lado izquierdo
no, no es cursilería
no me duele el corazón
debería...
¿debería?
¡BASTA!
Me duele la espalda,
su lado izquierdo,
tensa, contracturada,
dicen los mismos que decimos:
¡Qué lindo día!
Pero no me basta.
¡BASTA!
Será este hastío...
¿despatarrado para ese lado?
Será esta respiración...
¿pesada de todos los días iguales?
¿Será qué ahora me dolés en la espalda?
¿Te corriste?
¿te redujiste?
¿Te vas con analgésicos?
Pero vos no estás.
Y si me deja de doler,
vos seguís sin estar.
Y hay sol afuera
Y yo no tengo ganas de una mierda.
Y el basta para mí,
se me rompe en la lengua.
Y vos...

Vos vas a doler siempre.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Memoria

Lo bueno de la memoria
es que con el tiempo
una regresa a los buenos recuerdos.

Y se maravilla
de haber estado allí,
tan cerca,
ambas.
Tan cerca, que me estiro
para abrazarte,
fracasando cada vez,
no llego.

Lo malo de la memoria
es que con el tiempo
una regresa a los buenos recuerdos.

lunes, 13 de agosto de 2012

Canción de amor

En mi canción de amor,
tambalea el olvido.
El camino no te arrima
y en el filo de tu recuerdo,
me lastimo.

Vagabundo el deseo,
patalea en mi pecho.
Silencio de mi quebranto
porque te he perdido.

Hasta vaciarme de gestos
te nombré, mi amor.
Y en esta piel que habito
por vos rezonga mi corazón.

Por aquella cama con arena
donde te leía a Simone,
me desnudaré de palabras
y te meceré en cada canción.

Vagabundo el deseo,
patalea en mi pecho.
Silencio de mi quebranto
porque te he perdido.

martes, 7 de agosto de 2012

¿Dónde está tu corazón?

Politicamente asqueada
de tu falsa corrección.
Mentiras domesticadas.

La compasión de tu mano
me apena; mi goce ha muerto.

El amor en cajita, con final feliz,
el perro, el gato, los chicos;
vos sos mi marida
y yo soy tu mujer.

¿Dónde está tu corazón?

Sentenciémonos a los acuerdos aprendidos,
a los espejos tapados,
a las personas respetadas
descaradamente inrrespetuosas.
Manoseemos la bondad.
Entronemos el miedo.
Fusilemos al amor
en cada palabra cobarde
podrida de perdices.

¿Dónde está tu corazón?

Que no está con el mío.

viernes, 3 de agosto de 2012

Elefantes rosas II

"Haberme muerto en quien se era y en quien se amaba, haberse y no haberse dado vuelta como un cielo tormentoso y celeste al mismo tiempo.
Hubiese querido más que esto y a la vez nada.
... Llora la niña loba. Ningún dormido la oye" A.P


Mi garganta, el silencio.
Mi garganta irritada, el silencio.
El silencio red - me pesca,
se encarna, me contempla,
me hiere, me confirma:

¡PERDISTE!

Como bestia que despierta
ansiosa, furiosa,
la soledad,
me huele, me mide,
me devora, me mastica,
me traga, me vomita.
Y me vuelvo yo, despedazada
y armada una y otra vez.

¡PERDISTE!

No quiero palabras,
ni aprender, ni experiencias,
no quiero lógicas, ni discursos,
quiero que no duela.
Girar mi cabeza a tiempo
y ver sin cobardía que ahí estabas para mí.
Quiero que no duela.
Quiero que no me desaparezcas.
No ahora.

¡PERDI!






¡Oh por favor!
Pedime amor que te lo doy.
Como aquel día; y esta vez no beso tu frente,
beso tu boca.
Pedime amor y te lo invento
y te lo juego y te lo hago
con amor, con amor, con amor,
se mi amor.
Seamos dos lobas coloridas,
en celos, hambrientas, 
sin corderos.

Vení vos vos vos vos
y toda las vos que sos vos
y toda tu voz que sos vos
y hablame de elefantes rosas
que te los doy.

miércoles, 4 de julio de 2012

Caballo desbocado

Caballo desbocado.
Mi sonido.
Asciende mis entrañas.
Sin nombre.
Sin palabra.
Se suicida al vacío.
Galopando mis dientes.
Sin morir.
Desgarrándose en la caída.
Permanece doliente en el silencio.
A la espera.
De lo que no dice.
De lo que no nombra.




Te maldigo en nombre de mi mudez.
Te bendigo en nombre de mi amor.


Te llevaste tus/mis palabras.


Arrancaste mi lengua.

lunes, 16 de enero de 2012

Chorro de agua

-La vida- chorro de agua- embichado-
que infecta mis heridas-
-La infelicidad firmada
en cada mueca de risa-

-No hay cercanía
que devuelva la ingenuidad;
ni amor que traiga la fe-

-Mataré mi cobardía
en cada deseo de mi pelvis-
-Me sabré perdedora
en cada huida-
-Me declararé canalla
en cada silencio-

Mi/tu putrefacción
-la fatalidad de saber-