Tus dolores pasados te dan la impunidad para este desplante a nuestros recuerdos.
Con la Prada, no.
Si la Prada es tuya y mía, era nuestro ritual, nuestra misa, eso que hacíamos vos y yo.
No se vale que vayas con otra.
Duele que vayas con otra.
La primera vez que la vi, fui sin vos, para llorar por vos y acordarme de vos.
Y la última? fui con vos, sin que fuéramos vos y yo, con toda la distancia, pero fui con vos.
Pero que mierda!!
Con la Prada, no.
Ya sé, ya sé, la libertad y vas con quien se te canten las ganas.
Ya sé, ya sé.
Pero dejame patalear, dejame encapricharme, llorar con todo el berrinche de la niñez.
Qué con la Prada, no.
Qué eso era nuestro, era tuyo y mío.
¡Ay nena!
Podría ponerme romántica, entre tanto enojo, y decirte que voy a esperarte toda la vida,
para que me quieras de a ratos.
Podría decirte eso y en unos meses olvidarte, casi sin darme cuenta, por pura distracción,
como cuando me olvido las llaves, olvidarme de vos y seguir sin llaves.
¡Ay nena!
Podría prometerte a lo Silvio que te amaré y después te amaré, yo no se eso.
Ahora quiero que te vayas de mí.
Ahora quiero que no te vayas de mí.
¡Ay nena! yo no sé del después.
Pero ahora sé que tu no, es toda justicia y mi silencio, mi paga.
¡Ay nena!
Si yo te amo, con toda la libertad, con todas las distancias, con toda la espera.
Pero con la Prada, no.
Ahh me olvidaba felices 30 años mi amor.
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