Había que no decirlo.
Había que inventar otras palabras.
No se puede decir la risa,
Ni la dulzura.
Ni la lozanía de sus ojos.
Ni las ganas de olerle la panza.
Había que inventar otras palabras.
Había que decir sol, mates, patio.
Había que decir que era febrero.
Carnaval, pueblo.
Había que decir que no era su casa ni la mía.
Había que decir que donde sea que lleguen sus manos.
Cocía la ternura entre el ardor y la espera.
Me regaba la música seca de mis dedos.
Desamontonaba la pilita de miedos.
Me recordaba el carnaval.
Había que inventar otras palabras.
Había que no decirlo.
Había que decir que donde sea que lleguen sus manos.
Estaba yo.
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