domingo, 24 de abril de 2016

Martes



El agua cae
de la canilla
a la olla.

Mis manos se sostienen en mi cintura.
Mi mirada en la olla.
Mis oídos atentos  
Al agua que cae  
en el lavaropas.  
Y sacar la manguera.  
Y que no se inunde 
el lavadero.  
Y que la vecina 
agreta de planta baja
no se queje.  
Del agua que cae 
en su techo.  
La olla se llena.  
Caliento el agua.  
Agua para mi baño.  
Calefón roto.  
Extraño la ducha.  
Pero tanto no me molesta
la olla y la taza.
Imagino 
un termotanque nuevo, 
radiante la ducha, 
y yo.  
El agua se calienta.  
Hoy, martes.  
Mañana miércoles.  
La rutina.
 Igual.  
No a la del martes,  
ni a la del lunes  
ni a la del jueves,  
ni a la del viernes.  
Igual al miércoles  
el que pasó  
y el que vendrá.
Madrugar.  
Arreglar horarios.  
Firmar notificaciones.  
Relajar la espalda.  
Medias con talco.  
No desespero.  
Hasta me complazco  
de este silencio  
de este orden.  
Lloro.  
No hay remate.  
Ni tajadas en el pecho.  
Ni correr a verte.  
Hay pulgas en el gato  
Ropa en mi tender.  
Colores. en mi mesa.  
Juguetes en mi casa  
Zapatillas en mi pies.
 Nada en mis manos.
Me desnudo.  
Traslado la olla.
Tomo la taza verde.
Me baño.




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